Floristería VIVALDI (Palencia)

¡Cómo me gusta la paniculata! A pesar de lo que se me resiste. Ni semillas, ni bulbos... nada! 
Se la conoce como el velo de la novia y en mi caso no puede ser más verdad. Me recuerda mucho a la capa y el faldón que llevé.
Me gustó tanto que la utilizamos para la decoración, el ramo e incluso el ramillete del novio. De todo se encargó César, un gran profesional y al que agradezco las facilidades que puso a todo. Supo transformar por unas horas la Iglesia de San Pablo en un camino campestre típico de Castilla con farolillos iluminados, capazos, trigo...




Fotos de Manuel Castaño


AH! Otro punto a favor de la paniculata, es que a medida que se seca, los tallos pierden un poco el verdor pero la flor queda blanca como el primer día. Yo ya la he buscado un hueco ;)